jueves, 12 de diciembre de 2013

Edith Stein y la empatía (III).



"En su curso sobre la naturaleza y el Espíritu Husserl había hablado de que un mundo objetivo y exterior sólo puede ser experimentado intersubjetivamente, esto es, por una pluralidad de individuos cognoscentes que estuviesen situados en intercambio cognoscitivo. Según esto, se presupone la experiencia de los otros."

"Los principales trabajos de Stein en donde está presente la temática de la empatía, escritos luego de su alejamiento como asistente de Husserl, manifiestan su conformidad respecto a los presupuestos fundamentales del método fenomenológico".

Dice Stein: "La tarea mayor está aún frente a nosotros: tratar la empatía como problema de constitución".

Y es que la "constitución" está ligada a las síntesis por las cuales la conciencia se representa los objetos a partir de un conjunto de datos diversos. Diversas formas de existencia implican a su vez síntesis diversas,

Se pregunta Stein: "¿Es la conciencia o la realidad la que rige el carácter absoluto del existir? ¿Cuál de los dos ámbitos es el fundamental y cuál su correlato?"

Para Husserl "todo intento de comprender una realidad sin una conciencia es un contrasentido". "En las Ideas se establece que a cada ser le corresponde idealmente una conciencia que lo constituya".

Stein sintetiza así la tesis de Husserl: "Pero qué cosa distingue el mundo real respecto a un semejante mundo posible y qué cosa establece su carácter de realidad? Claramente el hecho de que ese mundo sea experimentado no según la posibilidad, sino precisamente que sea experimentado actualmente. Por tanto la realidad es asignada a una conciencia que experimenta actualmente; si cancelamos la conciencia, cancelamos el mundo."

Afirma Stein que la sensación "no surge (...) del yo puro; no asume en ningún caso la forma del "cogito" con la que el yo se orienta hacia un objeto, y por ello, reflexionando sobre ella me es imposible encontrar el yo". "Si bien se realiza en el sujeto, no encuentra en él su último fundamento. Hay una realidad que se acoge y se mantiene independientemente de la actividad de la conciencia. A través de la sensación se establece un primer nivel de inmanencia cuya característica primordial es la pasividad. En efecto, se puede decir que el sujeto "padece" las sensaciones y no que se orienta hacia ellas libremente. Ello supone una característica fundamental de la sensación, a saber, la ausencia de intencionalidad."

"El vivir es un modo de ser del sujeto. Los contenidos del vivir son el material que está a disposición del sujeto sin el cual es imposible algún vivir."

Pero, ¿cómo es posible trascender la propia experiencia y no obstante, "defender la independencia de los objetos del mundo material"? Precisamente en este punto Stein recurre al argumento de la intersubjetividad. La objetividad de las sensaciones y la percepción, al no ser un bien sólo para el individuo, sino para todos los que la experimentan avala esta intersubjetividad.

Según Stein: "Dos cosas están implicadas en la intersubjetividad de la experiencia: (1) que la experiencia del mundo externo comprende el ser dado de otros sujetos que experimentan -al menos según la posibilidad; (2) que el contenido de la experiencia, a pesar de las diferencias individuales, es idéntico."

Y aquí aparece el papel que los otros sujetos juegan en mi experiencia del mundo: "no sólo aseguran la misma realidad objetiva", sino que, "en tanto que los otros sujetos son capaces de constituir conmigo la experiencia objetiva del mundo, en cierto sentido, también me constituyen".

(Del trabajo de Ricardo Gibu "La empatía como problema de constitución en la obra filosófica de Edith Stein" y la obra de Alejandro Álvarez Silva "Empatía y otras cuestiones")

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